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Lumumba

Vuestra Majestad, Excelencias, señoras y señores, hombres y mujeres congoleses, luchadores de la independencia, que hoy sois victoriosos,
os saludo en nombre del gobierno congolés.
Os pido a todos, amigos míos que habéis luchado incesantemente a nuestro lado, que este trece de junio de 1960 sea conservado como una fecha grabada indeleblemente en vuestros corazones, una fecha cuyo significado enseñaréis con orgullo a vuestros hijos, para que ellos, a su vez, transmitan a sus hijos y a sus nietos la historia gloriosa de nuestra lucha por la libertad.
Porque si bien la independencia del Congo es celebrada hoy con el acuerdo de Bélgica, una nación amiga con la cual estamos en pie de igualdad, ningún congolés digno de ese nombre podrá olvidar jamás que fue con la lucha que ganamos la independencia, con una continua y
prolongada, ardiente e idealista lucha, en la cual no ahorramos nuestra fuerza ni nuestras privaciones, nuestros sufrimientos ni nuestra sangre.
De esta lucha de lágrimas, fuego y sangre estamos orgullosos hasta las raíces más profundas de nuestro ser porque fue una lucha noble y justa, absolutamente necesaria para acabar con la infamante esclavitud que nos fue impuesta por la fuerza.
Este fue nuestro destino durante los ochenta años de gobierno colonial; nuestras heridas están aún demasiado frescas y son todavía muy dolorosas para permitirnos borrarlas de nuestra memoria.
Conocimos el trabajo deslomador que se nos exigía la cambio de salarios que no nos permitían satisfacer nuestra hambre, vestirnos o alojamos decentemente, ni criar a nuestros niños como las amadas criaturas que son.
Conocimos la burla, los insultos, los golpes, sometidos mañana, tarde y noche, porque éramos negros.
¿Quién olvidará que a un negro se le dirigía la palabra con términos familiares no por cierto como a un amigo, sino porque las formas más corteses estaban reservadas a los blancos?
Conocimos la expoliación de nuestras tierras en nombre de supuestos textos legales que en realidad solo reconocían el derecho del más fuerte.
Conocimos que la ley no era nunca la misma, se tratase de un blanco o de un negro; que era benévola con uno, cruel e inhumana con el otro.
Conocimos el atroz sufrimiento de aquellos que fueron encarcelados por sus opiniones políticas o sus creencias religiosas; exiliados en su propio país, su destino fue peor que la misma muerte.
Conocimos que en las ciudades donde había magnificas casas para los blancos y chozas destartaladas para los negros, que los negros no eran admitidos en los cines o restaurantes, que no podían entrar en los negocios llamados "europeos", que, cuando un negro viajaba, era
en la bodega más baja del barco, a los pies del blanco acomodado en su cabina de lujo.
Y, finalmente, ¿quién olvidará los ahorcamientos, o las escuadras incendiarias, por las que perecieron tantos de nuestros hermanos, o las celdas donde eran brutalmente arrojados aquellos que escapaban de las balas de los soldados, esos soldados que los colonialistas convirtieron en instrumento de su dominación?
Todo esto, hermanos, nos ha hecho sufrir profundamente.
Pero todo esto, sin embargo, nosotros, que por el voto de vuestros representantes electos debemos guiar a nuestro amado país, nosotros que sufrimos en nuestra carne y en nuestro corazón la opresión colonialista nosotros os decimos: todo esto ha terminado desde hoy.
La República del Congo ha sido proclamada y nuestro amado país está ahora en manos de sus propios hijos.
Juntos, hermanos míos, comenzaremos otra lucha una lucha sublime, que llevará a nuestro país a la paz, a la prosperidad y la grandeza.
Juntos estableceremos la justicia social y aseguraremos a cada hombre la justa remuneración por su trabajo.
Enseñaremos al mundo lo que el negro puede hacer cuando trabaja en libertad, y convertiremos al Congo en centro de África.
Vigilaremos que las tierras de nuestra nación beneficien realmente a los hijos de nuestra nación.
Reexaminaremos las leyes anteriores, y haremos otras, justas y nobles.
Terminaremos con la supresión del libre pensamiento, y haremos que todos los ciudadanos puedan disfrutar totalmente de las libertades fundamentales establecidas en la Declaración de los Derechos del Hombre.
Suprimiremos la discriminación -cualquiera sea- y otorgaremos a cada individuo el justo lugar a que le da derecho su dignidad humana, su trabajo y su devoción hacia su país.
Y para todo esto, amados compatriotas, podéis estar seguros de que contaremos, no solo con nuestras enormes fuerzas e inmensas riquezas, sino también con la asistencia de numerosos países extranjeros cuya colaboración aceptaremos mientras sea honesta y no intente imponernos ningún sistema político, cualquiera que sea éste.
En este terreno, aun Bélgica, que comprendiendo finalmente el sentido y dirección de la historia cesó de oponerse a nuestra independencia, está dispuesta a brindarnos su ayuda y amistad; hemos firmado, a este efecto, un tratado como dos países iguales e
independientes. Estoy seguro de que esta cooperación será provechosa para ambos países. Por nuestra parte, y aun cuando sigamos vigilando, sabremos cómo respetar los compromisos contraídos libremente.
Así, en los asuntos internos como en los exteriores, el nuevo Congo que mi gobierno creará será un país rico, libre y próspero. Pero para llegar pronto a este objetivo, os pediré, legisladores y ciudadanos congoleses, que me ayudéis con todas vuestras posibilidades.
Os pido que olvidéis vuestras disputas tribales que consumen nuestras energías, y que arriesgan convertirnos en el objeto de desprecio de las demás naciones.
Pido a la minoría parlamentaria que ayude a mi gobierno mediante una oposición constructiva, y que permanezca dentro de los límites estrictos de la legalidad y la democracia.
Os pido a todos que no exijáis de un día para otro aumentos desconsiderados de salarios, antes de que pueda poner en marcha un plan general mediante el cual espero asegurar la prosperidad de la nación.
Os pido que no evitéis ningún sacrificio para asegurar el triunfo de nuestra magnífica empresa.
Os pido, por fin, que respetéis incondicionalmente la vida y la propiedad de vuestros conciudadanos, y la de los extranjeros establecidos en nuestro país. Si el comportamiento de estos extranjeros dejara a veces algo que desear, nuestra justicia se apresurará a
echarlos del territorio de la República; si, por el contrario, su conducta es satisfactoria, no se los molestará porque también trabajan para la prosperidad de nuestro país.
Y esto, mis hermanos de raza, mis hermanos en el conflicto, mis compatriotas, es lo que yo quería decimos en nombre del gobierno, en este magnífico día de nuestra independencia soberana y completa.
Nuestro gobierno -fuerte, nacional, popular- será la salvación de este país.
¡Honremos a los Campeones de la Libertad Nacional! ¡
Viva el Congo Independiente y Soberano!

Discurso pronunciado por Patrice Emergy Lumumba en las ceremonias de la independencia del Congo. "Vuestra majestad" hace referencia al rey de los belgas, presente en el discurso.

Congo belga, Zaire, República Democrática del Congo.
Nacido el 2 de julio de 1925 en Onalua, provincia de kasai, su educación fue autodidacta, tras haber sido expulsado de varias escuelas misionales. En 1947 se instaló en la
capital de la colonia, Léopoldville (la actual Kinshasa) . Siendo trabajador de Correos, comienza a organizar un sindicato de trabajadores y en detenido y encarcelado por las autoridades belgas, bajo la acusación de fraude. Tras su salida de la carcel, dos años más tarde, entra en relación con grupos del movimiento independentista. En 1958 junto a
otros compañeros funda el Movimiento Nacional Congoleño, primer partido político de ambito nacional, convirtiéndose rápidamente en el principal líder político del pais. No tarda en ser nuevamente encarcelado pero , gracias a la movilización popular, es liberado en 1960. Viaja a Bélgica para negociar la declaración de independencia. Durante esa estancia, se
celebran elecciones en las que su movimiento sale elegido con el mayor número de votos su movimiento.
Convertido en primer ministro por el triunfo electoral, Lumumba aceptó un compromiso cediendo la presidencia de la República al líder moderado Kasavubu, partidario de una organización federalista del Estado que dejara subsistir las peculiaridades regionales (1960). El 23 de junio se forma el primer gobierno nacional con Joseph Kasavubu como Presidente y Lumumba como Primer Ministro, que proclamaría la independencia días despues, el 1 de julio.
Un mes después de la toma de posesión del nuevo gobierno, Moise Tshombe, parece probado que con apoyo belga, declaró la independencia de la provincia de Katanga. Belgica manda tropas para "proteger a sus ciudadanos". Ante esta situación, el gobierno de Kinshasa recurrió a los Naciones Unidas para expulsar a los belgas y ayudar a restaurar el orden. Las tropas belgas se negaron a evacuar, y continuaron apoyando la secesión de Katanga. Ante la negativa de la ONU a intervenir para acabar con la secesión katangueña, Lumumba solicitó ayuda a la Unión Soviética. En agosto, reune a los principales líderes africanos en Kinshasa, y les pide que una sus fuerzas al gobierno del Congo . Todo esto no gustó a los poderes Occidentales y presionaron al Presidente Joseph Kasavubu para que acabara con él. El 5 de septiembre de 1960, el presidente Joseph Kasavubu destituyó a Lumumba y a seis de sus ministros.

El 14 de septiembrede 1960, el Coronel Joseph Mobutu, un sargento procedente del movimiento independentista, ascendido a coronel por Lumumba, se hace provisionalmente con el control político. El 27 de noviembre, Lumumba escapa de su casa e intenta llegar a Stanleyville (Kisangani), donde su colaborador Antoine Gizenga estaba reagrupando a las fuerzas izquierdistas. El 2 de diciembre, la ONU ordena a sus tropas que no protejan a Lumumba.
Lumumba es detenido por el ejército. A finales de diciembre de 1960 y principios de enero de 1961, la victoriosa ofensiva izquierdista pondrá muy nerviosas a las autoridades tanto del Congo como de Bélgica. El fracaso de Mobutu en la reconquista de Bukavu (Kivu), tomada por los lumumbistas el 25 de diciembre, tendrá como reacción un telegrama enviado desde Bruselas en el que se subraya la «muy especial atención» en «las consecuencias desastrosas de la liberación de Lumumba». El 13 de enero de 1961, el líder nacionalista fue detenido en Thysville (Mbanza-Ngungu), al sublevarse parte de la guarnición. Manifestaciones de la multitud en la capital a favor de Lumumba precipitaron los acontecimientos. Fue conducido en avión a Elisabethville (Lubumbashi) el 17 de enero, junto a su ex ministro de Juventudes y Deportes, Maurice Mpolo, de 32 años, y el ex vicepresidente del Senado, Joseph Okito, de 50 años.
Esa misma noche fueron asesinados.
Mobutu Sesé Seko ejerció una dictadura militar hasta 1961, año en que restauró como presidente a Kasabuvu. En 1965 protagonizó un segundo golpe de Estado, tras el cual estableció una dictadura personal. Mobutu Sesé Seko gobernó hasta la rebelión tutsí en 1997, siendo sucedido por Laurent-Désiré Kabila.

La mayoria de la politica en africa debe ser interpretada teniendo en cuenta la influencia exterior, tanto de paises vecinos como francia y estados unidos, principalmente. La lucha por los recursos se puede ver aqui, como en oriente proximo o en el caucaso, con una claridad espeluznante.